EL LEGADO DE FERNANDO CARDENAL S.J.
Socio honorario de La Liga Iberoamericana. Director nacional de Fe y Alegría – Nicaragua
El pasado 20 de febrero nos ha dejado Fernando, un sacerdote revolucionario y profundamente humanista. Un maestro de la verdad y de la coherencia de vida. Su trayectoria personal en el compromiso por los más pobres le llevó a formar parte del primer gobierno sandinista en la Nicaragua revolucionaria como ministro de educación y gran promotor de la gran campaña de alfabetización. Su opción política incomprendida por la jerarquía eclesiástica le obligó a dejar la Compañía de Jesús, pero él siguió viviendo entre los jesuitas. Más tarde se reincorporó a la Compañía de Jesús y trabajó incansablemente hasta su muerte en el movimiento de educación popular Fe y Alegría.
¿Qué nos deja Fernando?
Ante todo una gran coherencia de vida, su proximidad con los más pobres y vulnerables y una pasión por la educación popular.
Desde su experiencia en Colombia según nos relata su conversión:
“… les cuento que el año 1970, después de vivir 9 meses con personas en extrema pobreza de un barrio marginado de la ciudad de Medellín, al despedirme de mis vecinos, a quien había llegado a querer mucho, en esos 9 meses de vivir con ellos me había encariñado mucho con ellos, y ese cariño me hizo sentir todos esos meses el dolor tremendo por la extrema pobreza; yo los veía como sumergidos en un mar de sufrimiento permanente, sin esperanza, entonces al despedirme de ellos les hice un juramento solemne, les dije que dedicaría lo que me quedara de vida a la liberación de los pobres, a la lucha por la justicia, por amor a ellos, inspirados en ellos. En este presente año 2010 cumplo 40 años de aquel juramento, que sigo cumpliendo todos los días desde entonces. Actualmente cumplo con mi juramento con mi trabajo en Fe y Alegría, dándoles educación de calidad a nuestros alumnos y alumnas para liberarlos de la pobreza a través de una educación de calidad que les abra un futuro digno para una vida digna y propia de seres humanos e hijos de Dios. Trabajamos con los más pobres del país, o por lo menos con gente muy pobre. Estamos ‘allí donde termina el asfalto, allí donde la ciudad pierde su nombre’. Esto es trabajar por la liberación de los pobres.”
También muy consciente de sus limitaciones pero confiado en la trascendencia nos comparte:
”Cuando me llegue la hora de irme de esta vida, me iré muy feliz y muy agradecido con Dios por la vida que me ha tocado vivir. Agradecido a mi familia, a mis compañeros jesuitas y sobre todo por la felicidad que me han proporcionado mis maravillosos amigos y mis hermanos que los considero un verdadero regalo de Dios. Ante lo que ha sido mi vida: alegría y agradecimiento.”
Y ante la realidad triste y desoladora de Nicaragua y Latinoamérica nos hereda la esperanza :
«A pesar de todas estas tristezas, soy un hombre de esperanza. El último capítulo de mis Memorias publicado hace dos años se llama: ESPERANZA. Para mí lo fundamental de ella es que creo profundamente en los jóvenes. Trabajamos juntos en la lucha contra la Dictadura Somocista desde el Movimiento Cristiano Revolucionario. Entonces fui testigo directo de su entrega, su mística, su valor ante el peligro de ser asesinados (14 perdieron la vida). Luego fui también testigo directo de las maravillas de valor y compromiso, en algunos caso hasta el heroísmo, de los 60.000 jóvenes voluntarios que se fueron a las montañas en la Cruzada Nacional de Alfabetización. Y después trabajé 5 años con la Juventud Sandinista, la juventud de la revolución. En estos tres escenarios encontré que los jóvenes tenían una fuerza interior muy grande y una entrega sin límites para trabajar en todas las tareas en beneficio del pueblo. A mí no me cuentan cuentos. Yo estuve con ellos y ellas. Ellos son mi esperanza. Sólo hace falta que la sociedad les ofrezca una causa grande, noble, bella, si es difícil, mejor, y que al frente de ella haya personas con autoridad moral. “YO ESPERO QUE LOS JÓVENES REGRESEN A LAS CALLES A HACER HISTORIA.”
Nos queda pues esa ESPERANZA encarnada en los jóvenes para transformar la opresión y la injusticia que todavía predomina en nuestros pueblos iberoamericanos. Fernando vive en nuestra lucha y en nuestra esperanza hasta la victoria final.
Miquel Cortes s.j.
Director General Fundación Educativa Fe y Alegría Guatemala
Vicepresidente Liga Iberoamericana de Organizaciones de la Sociedad Civil
(Extractos del Testamento de Fernando, septiembre del 2010)
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